lunes, 26 de enero de 2015

Los perros en Italia...

Esperando para comer
En España ha sido increíble ver los parques acondicionados para los perros hasta con bolsas gratis para recoger las heces. En Estados Unidos también los adoran, aunque no son incluidos en la rutina como en Europa que hasta para hacer mercado van acompañando. En Londres no hay tantos perros, no vimos. En Nueva York son unos consentidos, y aunque no he ido por esos lares, he leído que al norte de Europa hay dispensadores de comida de perro, a cambio de reciclaje de papel, latas o vidrio.

Por ser amantes de los perros, mi familia y yo siempre estamos pendientes cuando vemos uno. 

Aquí les cuento lo que vi en Italia respecto a los perros…

Era invierno y fue hermoso verlos elegantemente protegidos del frío con abrigos. Y cuando digo elegantes, era elegantes. Además no era un capricho de los dueños, es imperativo mantenerlos abrigados en temperaturas de 11 grados en Roma o en Torino a 2 grados.
Como estábamos de turistas 100% fuimos a todos los Duomos, Piazzas y Palazzos. (Catedrales, Plazas y Palacios) y los perros son aceptados en todos los lugares, sólo piden correa y bozal. Y uno veía que todos los dueños contribuían y hacían caso de lo que se les pedía. 
Bellísimo con su abrigo
Eso es de gente inteligente, que hacen que un país sea desarrollado.

Nos montamos en un autobús y ahí también estaba uno. Súper educado, nada asustado así que se le ve que lo hace de rutina. Tenía un bozal porque como gente de país desarrollado, se respetan las normas. El dueño hizo caso del letrero que decía que abordo se lo pusieran. Y en lo que bajaron se lo quitó. también en el metro aunque estuviera full, el perro podía viajar.

Los italianos con estilo paseando a su perrito
Fuimos a un "Chentro Comerchiale" (:D jajaja) y los perros eran bienvenidos. Jamás vi un pupú ni una pelea. Educados, socializados y acostumbrados tienen a sus perros allá. Vi una tienda de una marca carísima, y un perro grande como un bóxer estaba adentro con sus dueños pagando en la caja.
En Verona fue donde más vimos perros. Era 1ro de enero y por supuesto feriado, y los italianos salieron de paseo. Pues bueno… no dejan a sus perros en casa. Los llevan a donde ellos van. Todos los grupitos familiares tenían a un perrito.
Una galeria de arte en Venecia

Otra cosa que noté, es que parejas jóvenes con un bebé en coche, tenían a su perro también. No lo abandonaron o regalaron por tener un bebecito en casa. Eso me gustó mucho y me llenó el corazón de bellos sentimientos.Al comer nuestro primer almuerzo en Roma, nos volteamos los cuatro cuando entró una pareja con su perrito al restaurante. Claro, es que no estamos acostumbrados a ver eso. Después se nos hizo normal, porque casi que en todos los lugares que comimos, estaba un perrito acompañando a sus dueños a comer.
En nueve ciudades que visitamos nunca vimos un perro callejero. Eso no es accidental, eso es obra de la organización, educación y normas que se respetan y se hacen respetar. Seguro los habrá, pero estos ojos, no vieron ni uno.

La correa. Todos SIEMPRE iban con correa. Grandes o chiquitos, los perros siempre estaban atados. Eso mantiene orden, y a los que no les gustan los perros seguro lo agradecen.
Por la calles de Venecia

Lo feo que vi de los perros, es que el desastre es el pipí. La gente recoge todas las heces, no se ven nunca. A veces sólo se ven unos pequeños rastros de lo que pudo ser una diarrea o pupú flojito. Pero las paredes y postes de luz APESTAN. Algo van a tener que inventarse para evitar eso. En las noches pasan pequeñas máquinas que limpian las calles (cosa que vi hacer mucho), pero eso no llega al poste donde hicieron pipí.Una anécdota que nos pasó, es que nos perdimos ya de regreso al hotel en la madrugada y vimos a una señora paseando a su perrito, y le pedimos nos dijera por dónde agarrar. Nos dijo que ella iba cerca que la siguiéramos (ahhhh que rico es vivir en una ciudad segura) En un momento le quitó la correa al Westie y como loquito el perro se fue desaforado por todos lados corriendo (se ve que no está acostumbrado) y se salió de la acera, a la calle. Bueno... Los otros peatones trataron de agarrarlo, los carros se pararon y hasta un chofer se bajó para ayudar al perro a estar seguro. Como seis personas pararon lo que hacían, por ayudar al perro. La calle se paralizó y nadie se desesperó ni tocó corneta. Se entendió la situación.

Eso me demostró el amor verdadero de los italianos a los perros. 

Familia entera paseando por Roma

En las tiendas son bienvenidos


En Florencia, Italia

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